Christine Larson es una joven de
veintidós años, proveniente del estado de Connecticut, aproximadamente a una
hora de la ciudad de New York, que se graduó en mayo pasado como ingeniera
civil en la Duke University de North Carolina, Estados Unidos.
Christine llegó hace unos meses
al país, para sumarse al programa de voluntariado internacional de HPHA y
colaborar en diferentes tareas para el proyecto Desarrollo de Barrios, y en
esta edición del boletín digital comparte un breve testimonio sobre su
experiencia hasta el momento.
Recuerdo que en 2010 trabajé durante dos meses en una organización que
se llama St. Bernard Project, en New Orleans. Esta organización, construía
casas para personas afectadas por la tragedia de huracán Katrina. Luego de vivir
esta experiencia, decidí estudiar ingeniería, pero lo más importante fue que
descubrí que me gustaba mucho atender, a la vez, los problemas de la infraestructura
física y la vida de la gente. Esta misma sensación la tuve también en medio de otra experiencia
similar, cuando trabajé en Nicaragua por diez semanas, construyendo un vivero
para fomentar la protección del medio ambiente. En aquella ocasión, también
examinamos el problema de la inundación en las calles a causa de una falta de
desagües. Fueron dos experiencias que me marcaron profundamente. Me di cuenta de
que, una vez que me graduara, quería ofrecer mi tiempo en algo así. Y entonces,
luego de terminar mis estudios en mayo de este año, decidí venir a la Argentina
para sumarme a Hábitat para la Humanidad, porque creo que representa de algún
modo concreto el lograr un cambio grande y profundo, que impacte de manera
concreta en la vida de la gente que quiere tener una vivienda adecuada para
vivir. Estoy muy contenta de haberme sumado a esta organización como
voluntaria, pero sobre todo de conocer un país como Argentina, porque disfruto
mucho el ambiente social que existe en todos los momentos del día. Puedo estar horas
en un almuerzo, con amigos, hablando sobre cualquier cosa: desde los problemas
económicos en el mundo, hasta los diferentes postres que se comen en los
Estados Unidos o acá en Argentina. También, conocí el mate y tomo tanto en
reuniones en la oficina, como cuando vamos al barrio a realizar actividades con
las familias. Son todas estas cosas y las personas con las que convivo en esta tarea
de voluntariado, tanto los empleados de HPHA como las familias beneficiarias,
que hacen que esta experiencia como voluntaria se completa.
Así como lo hizo Christine, vos también podés sumarte al programa de Voluntariado Internacional para colaborar con nuestra misión.
Hacé clic aquí y enterate como podés sumarte.
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