27 de noviembre de 2008

Construyendo desarrollo comunitario


El 4 de octubre Hábitat para la Humanidad Argentina (HPHA) organizó una brigada en Luján con el grupo de jóvenes de la Iglesia Presbiteriana San Andrés de Olivos. Esta brigada contó con un condimento muy especial: no sólo se continuó con la construcción de casas en el sitio, sino que también se colaboró en la mejora de una cancha de fútbol que utiliza “El Trébol”, la escuelita de fútbol del barrio.

La iniciativa surgió por la necesidad de realizar proyectos de desarrollo comunitario, incorporar a más personas en el trabajo de HPHA, y poder llegar de alguna manera a toda la comunidad local.

Los jóvenes de la Iglesia se dividieron en dos brigadas: una se dedicó a la construcción de viviendas y la otra fue a ayudar en la canchita de fútbol. Allí se lijaron y pintaron arcos y bancos, se marcaron los límites del campo de juego con cal, y se instaló una red de alambre alrededor. “Uno siempre busca ayudar, pero nunca se me había ocurrido en este aspecto, venir y poner las manos a trabajar… ¡y que los chicos puedan tener una cancha que para ellos sea tan importante!” dijo Jennifer Moeller, una de las brigadistas.

Al finalizar la jornada, el calor y cansancio no impidieron que algunos brigadistas y los hijos de una coordinadora de la Iglesia jugaran al fútbol con los chicos de “El Trébol” que se encontraban en la cancha, pudiendo estrenar los arcos recién pintados.

La canchita de fútbol es el lugar donde más de 100 niños de bajos recursos del barrio y alrededores se reúnen a jugar cuatro veces a la semana. Quien dirige el emprendimiento es Juan Giovanetone, perteneciente a una de las familias destinatarias del programa de “Mejoras Progresivas” de HPHA. Juan lleva adelante esta actividad hace más de 14 años. Siete años atrás pudo conseguir donado un terreno en desuso de la Municipalidad, que con la ayuda de varios de los padres de los niños, amigos y vecinos logró poner en condiciones para armar la canchita.

Uno de los hijos de Juan juega en el club Ferrocarril Oeste, y los fines de semana asiste a su padre en el entrenamiento de los chicos. Asimismo, una vez que los jóvenes crecen y dejan de contar con la edad para jugar en las distintas categorías, en su mayoría continúan apoyando la actividad, enseñándoles a los más chicos a partir de su experiencia.

Sorpresivamente para muchos, Juan no es hincha de ningún club de fútbol de primera categoría, pero la explicación que da resulta más que convincente: “En el fútbol profesional se juega por plata, acá el juego es una excusa para sacar a los chicos de la calle y poder aprender todos juntos lo que es el compromiso y el trabajo en equipo”.

No hay comentarios: