14 de noviembre de 2012

Familias que construyen futuro


En los barrios Un Techo para Todos y 22 de Enero, de La Matanza, donde HPHA lleva a cabo el proyecto Desarrollo de Barrios, se realizó el evento de construcción Semillas de Esperanza. En desarrollo de las actividades correspondientes a los trabajos de construcción de los cimientos de tres Casa Semilla, y junto con brigadas de voluntarios de empresas que apoyaron esta iniciativa, las familias de Noelia, Johana y Sonia participaron de principio a fin. A lo largo de estas dos semanas, tuvimos la oportunidad de dialogar cada una de ellas. Sus testimonios se convierten en un precedente importante para la reconstrucción de la memoria de este valioso proceso en marcha que es la vivienda adecuada.

“Porque entre todos se hace mucho más”.
Noelia Fernández

Noelia es madre cabeza de familia, separada del padre de su hijo, de cinco años; trabaja en una empresa metalúrgica y desde hace tres vive en Un Techo Para Todos. Su testimonio, donde resalta el valor fundamental de la familia como eje del trabajo solidario, se establece como incentivo importante para otras familias que buscan obtener una vivienda adecuada. “Que mi hijo tenga su techo, que el día de mañana tenga su lugar, dejarle algo a él, más que nada siempre quise eso” – con estas palabras, Noelia, una mujer joven muy desenvuelta, deja claro cuáles son sus prioridades en la vida. Y es que al igual que otros padres y madres de familia del sector, Noelia afirma que el principal motivo que los ha conducido a luchar por la vivienda ha sido precisamente el proveer a sus hijos de un lugar mejor para vivir.
Actualmente, Noelia vive con su hijo frente a la casa de sus padres, una de las familias fundadoras del barrio, quienes se constituyen en su mayor respaldo para seguir adelante; para ella, la solidaridad familiar, al igual que el apoyo de su actual pareja, ha sido fundamental para la consolidación de su hogar; Noelia afirma que ha sido precisamente la familia y la educación que le fue inculcada desde los primeros años, la que le ha permitido seguir en su proceso en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Noelia con su casco blanco.

Como tantas madres separadas y solteras cabezas de familia del barrio, Noelia cuenta que el papel de la mujer madre es fundamental en el desarrollo del territorio, puesto que es en la familia donde se cimentan los valores en los hijos que los sostienen como personas en el futuro. Así, el papel de la mujer en el barrio es sumamente importante, puesto que son precisamente las mujeres quienes participan más participan de las actividades organizadas por la comunidad barrial. En el caso específico de las actividades convocadas por HPHA, Noelia expresa que: “Acá se nota mucho la potencia de la mujer; creo que mucho de lo que se ha logrado en parte es gracias a las madres del barrio que son las que están con los chicos, las que sufren el barrio y todas están luchando por mejorar… obviamente que el impulso siempre van a ser los hijos”.

Con respecto a la importancia de la vivienda para las familias, Noelia señala que “cuando uno piensa en formar una familia, lo primero es el techo, y cuesta mucho conseguir tu casa hoy en día. Es imposible poder comprar una casa porque todo es muy caro”. Para Noelia, HPHA fue una clara oportunidad para lograr acceder a una vivienda adecuada, de prosperar y salir adelante a partir de una propuesta como la Casa Semilla que ha comenzado a concretar a partir del evento de construcción: “He participado de charlas y talleres con HPHA y veo que van más allá del préstamo que te hacen para hacer tu casa; estaría bueno que todos los vecinos se enteraran para poder que ellos se alimenten de esa fe y de esa esperanza de poder hacer las cosas en el barrio entre todos, como bien dicen los chicos de HPHA ‘entre todos se hace mucho más’”.

“Espero tener una casa digna para mis hijos”.
Johana Rojas

Johana y Pablo son una pareja joven constituida con dos hijas. Ella, ama de casa, hija de una de las familias fundadoras del barrio 22 de Enero, vivió toda su vida en el barrio; él, trabajador en una panadería, proveniente de una de las tantas villas pertenecientes al gran Buenos Aires, vive hace pocos años con ella en casa de sus padres. Esta situación ha implicado la convivencia de once personas al interior de un reducido espacio de hogar, lo que deriva en condiciones de hacinamiento que no contribuyen al buen desarrollo familiar. A partir del involucramiento en el proyecto de HPHA, Johana y Pablo se encuentran en el proceso de construcción de su Casa Semilla, apuntando hacia el logro de su anhelada  vivienda propia.
Frente a las expectativas con respecto al proceso de construcción de la casa, Johana contó lo siguiente: “Lo que espero es tener una casa digna para darle a mis hijas, estar bien con mi familia como una familia normal, tener una vivienda propia”. Tanto Johana como Pablo recalcan la importancia de la intimidad y privacidad como familia, tener su espacio propio; esta situación es consecuencia del hacinamiento en el que viven actualmente y que, según ellos, no les permite adaptarse y expresarse como familia, lo que deriva en situaciones de disgusto y caos.

Johana.

Para Johana, una vivienda adecuada se caracteriza por dotarlos de un espacio para estar en familia, para que sus hijas puedan jugar y desarrollarse libremente. Para ella, el desarrollo familiar es fundamental y el hecho de tener vivienda propia se convierte en una necesidad urgente: “Ahí empieza todo lo que es la educación, el manejo con tus hijos, o sea el enseñarles buenas costumbres… todo empieza en tu casa, de tu propia vivienda; para mí es importante por tener privacidad como mamá con mis hijas, que ellas sepan que yo soy la mamá y que yo les de los modales”. Para Pablo, la convivencia en condiciones de hacinamiento implica muchas incomodidades, al punto que dice preferir permanecer por fuera de casa. En el caso de Johana, ella manifiesta que no tiene intimidad y que aunque existe un respaldo colectivo en la manutención del hogar que a veces es positivo, persiste el problema por el espacio y la interferencia de su figura como autoridad materna sobre sus hijas. En este sentido, vale la pena señalar que Johana, además de vivir con su esposo y sus dos hijas, vive con sus hermanos, su madre y su padre bajo el mismo techo.
Ambos opinan que el trabajo realizado por HPHA es muy valioso, ya que representa un gesto de desinteresada solidaridad con quienes lo necesitan. Pablo dice al respecto lo siguiente: “Eso no lo olvidás nunca; yo no los conozco, no tengo palabras para decir, es que están ahí, ¡ayudándonos! Yo siempre me hice yo, yo solo, a mí nadie me dio nada… te quedás impactado…”. Para Johana, el trabajo que los voluntarios de HPHA desempeñan en la construcción de sus casas semilla es un ejemplo de generosidad: “Me demuestran la solidaridad que tienen con la gente, ¡que todo se puede! son gente que no nos conoce pero que están doblando fierros para que nosotros podamos tener nuestra casa y eso es como un sentimiento de emoción que te agarra porque nunca nadie te dio nada, nadie vino a decirme si necesitaba una casa y HPHA me dio una oportunidad…”.
El trabajo de HPHA, se establece en un punto de referencia para otras familias que quieren sacar adelante su proyecto de vivienda adecuada; esto, representa sin duda una contribución importante para la vida de estos habitantes urbanos y su proceso de arraigo e identificación con la ciudad que muchas veces tiende a invisibilizarlos y mantenerlos al margen. Johana expresa de manera sentida lo siguiente: “Yo nací acá, para mí este es mi mundo, para mi es todo este barrio, es como quien dice la cuna de uno. La ciudad es como lo más alto, la cabeza y nosotros somos los deditos del pie, somos lo que nadie quiere ver”.
   
“Una vivienda propia es el lugar donde tus hijos pueden estar parados en el momento que uno no esté más”.
Sonia  Díaz

Carlos y Sonia son una pareja de esposos, que conviven hace catorce años, y la mitad los han compartido viviendo en el barrio Un Techo para Todos. Carlos trabaja en el sector de la construcción y Sonia es ama de casa; actualmente tienen tres hijos de  siete, ocho y once años respectivamente.
Para Carlos, la ciudad es un espacio donde se las “rebusca”, por lo cual, él dice que aunque algunas cosas como la inseguridad, no son fáciles de manejar en el barrio, procura asumir su vida dentro de él con optimismo – “Desde que uno llega a un barrio siempre piensa lo bueno, estar en este lugar es lindo por sobre todas las cosas…” -dice. Por su parte, Sonia expresa su satisfacción al poder contar con su propia vivienda que, aunque humilde, es un lugar donde pueden estar juntos. Pero también opina que los inconvenientes de vivir en el sector son principalmente el barro en épocas de lluvias y el peligro de salir en horas de la noche – “Lo malo es que el municipio no quiere reconocer este barrio, siempre dicen que es un asentamiento y por eso no llegan mejoras” – cuenta ella.

Sonia con su casco azul.

Ellos conocieron sobre HPHA de la Fundación Concordia, otra organización comunitaria que tiene presencia en el sector. Carlos, al respecto de la labor colaborativa de dicha organización expresa su agradecimiento, teniendo en cuenta que no se trata de una ayuda con expectativas de lucro económico como en el caso de un banco, sino tendiente a fortalecer procesos comunitarios para construir espacios de vida dignos.
El trabajo que HPHA desempeña dentro de estos barrios es, para Sonia y Carlos, un aporte fundamental, puesto que la gente de escasos recursos económicos cuenta ahora con el respaldo y la posibilidad de construir también su casa donde puedan tener “cada uno su espacio donde no molestar a los demás, o donde los chicos puedan realizar las labores de la escuela”, dice Sonia, a lo que Carlos agrega que además “es un lugar donde tus hijos pueden estar parados en algún momento si uno no está más”.

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