25 de marzo de 2008

Boletín 7: Testimonio de una voluntaria- María Viegas

Hace poco más de un año, vi en una revista de consulta cotidiana para arquitectos y constructores, una propaganda que removió algunas de mis fibras más íntimas: Era la presentación de Hábitat para la Humanidad, explicando su quehacer en la Argentina, y convocando a sumarse a quienes quisieran colaborar con esta obra.
Hacía varios años que la "vorágine" de la vida cotidiana, me había atrapado: familia, trabajo, supervivencia, etc. eran algunas de las excusas que usaba para no mirar más allá.
Pero ese llamado abrió las puertas de una nueva realidad: mis chicos ya estaban grandes, mi trabajo encaminado, y era hora de devolver todo aquello que la VIDA me había regalado a manos llenas.
¡Y esta era una oportunidad! Afín a mi profesión, y dedicada a aquellos que necesitan de una mano... de un techo... de sonrisas... ¡de aliento!!
Llamé para consultar, y lo primero que me impactó fue la bienvenida a un taller para aprender que significaba ser voluntario, cómo trabajan Hábitat y Save the Children.
Fue una jornada llena de nuevos significados para mí y asumí de corazón la responsabilidad de sumar mis aportes en el área que la organización me necesitara.
Los primeros tiempos, eran medio confusos, porque no encontraba mi verdadero "puesto de trabajo". Pasé por varias etapas, encuentros, reuniones y ¡hasta fiestas de inauguración de las primeras casas!
Todo era nuevo y emocionante para mí, pero me sentía más una visita que una ayuda real.
Siguieron pasando los meses, y mis ganas de ser más efectiva crecían y se me despejaba el panorama: en el equipo de apoyo técnico empecé a sentir que mis aportes eran valorados y de ayuda a quienes iban dirigidos. Conformamos un grupo de profesionales, que se fue afianzando con el tiempo y logramos obtener resultados! Nuestras reuniones de trabajo se volvieron más sistemáticas, y podíamos apoyar a las filiales, como ellas se merecían. Organizamos talleres de intercambio con las mismas, y empezó a fluir la confianza.
Por otro lado, me animaron a ser Líder de Casa, esto es, acompañar a los voluntarios en la construcción misma en Luján, explicarles la metodología de Hábitat, animarlos al trabajo, cuidarlos, guiarlos, y agradecerles.
Esto me gusto más todavía porque es estar con la gente, con los beneficiarios, contactarse con su realidad, con sus necesidades, con sus penas y sus alegrías, ¡¡y siempre con su sorpresa y la incredulidad agradecida!!
Luego de compartir estas jornadas, el alma rebalsa en el cuerpo cansado, ¡¡y la palabra CASA suena a Gloria!!
Gracias Hábitat por darme la oportunidad de compartir, de aprender, de dar y recibir!

¡¡GRACIAS MARíA!!


María Viegas
Voluntaria-Equipo de Apoyo Técnico
Oficina Nacional- Hábitat para la Humanidad Argentina

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