Una francesa satisfecha
Hace ya cuatro meses que estoy como voluntaria en Hábitat para la Humanidad Argentina. Durante ese tiempo, que pasó volando, estuve encargada de implementar el Proyecto de Alfabetización Financiera en Luján, Santa Fe y Cañada de Gómez. Aunque ese título resulte un poco impresionante, se trata en realidad de una capacitación en economía familiar para las familias beneficiarias de HPHA y las familias potenciales. La idea es enseñarles a administrar mejor su dinero para poder ahorrar, pagar sus préstamos y progresar. Hablamos con ellas del tema del crédito y de las responsabilidades que implica tomar un crédito, del ahorro y de los imprevistos.
Las familias trabajan con manuales durante el taller, en grupos. Vamos guiándolos en la forma sobre cómo realizar su presupuesto familiar, su lista de gastos, calcular sus ingresos.... ¡y luego también hay tarea para el hogar!: tienen que anotar todos los gastos familiares día por día. Asisten en grupos de 5 a 10 personas. Entre mates, lápiz y goma terminan su curso muy entusiasmados.
Realizamos un seguimiento al final del mes, para analizar las conclusiones de cada uno…y la verdad que todos se asombran de algo (¡incluso los que dictamos el taller que también hicimos la tarea!) Siempre es una sorpresa para ellos darse cuenta que todos tienen una capacidad de ahorro. Creo que esto los anima a controlar mejor sus gastos.
Me acuerdo de un matrimonio de Santa Fe: no podían creer que el marido trabajando como albañil y pintor había cobrado tanto… ¡y que habían gastado todo! Con esa plata, hubieran podido vivir más de dos meses… El darse cuenta de eso fue como un golpe que les hizo recapacitar y dio ganas de seguir controlándose. En efecto, los que no tienen trabajo y sueldo fijos no se dan cuenta de todo lo que cobran y no pueden prever nada. Es una gran satisfacción para mí poder ayudarles con herramientas muy sencillas.
Una señora que vive en condiciones muy humildes calculó que más de $50 de su presupuesto es gastado en gaseosas. Va a tratar de cambiar las costumbres en su hogar… ¡pero no va a ser fácil! Por eso es mejor cuando toda la familia participa en el taller. Lo que me encanta es cuando los participantes vienen con sus hijos. ¡A veces son ellos que explican las tareas a los padres! Una señora de Cañada nos contó que volviendo de un taller, su hija contestó al padre que quería comprarse una gaseosa: “¡No, es un gasto innecesario! ¡Tenemos que ahorrar!”. Esta chica, como todos los que asisten a todos los módulos (2 ó 3) del taller, va a recibir su certificado de asistencia muy bien merecido.
Los talleres son también la ocasión para compartir las experiencias y cada uno tiene algo para enseñar a los demás. Todos tienen estrategias para ahorrar como guardar las moneditas, buscar las ofertas o comprar comida en gran cantidad y congelarla; todos tuvieron que enfrentar imprevistos.
Debido al éxito de este taller, la próxima etapa será abrirlo a la comunidad y proponerlo a otras organizaciones que podrían estar interesadas.
Claire Salivas
Voluntaria
Oficina Nacional- Hábitat para la Humanidad Argentina
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